La desaceleración de la economía venezolana y su impacto directo sobre la capacidad de consumo genera profunda preocupación entre los representantes del sector comercial. Así lo expresó Dino Cafoncelli, presidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo, quien alertó sobre el deterioro sostenido del entorno empresarial, tanto por variables macroeconómicas como por condiciones estructurales que limitan la recuperación.
“Estamos frente a una triple desigualdad: por estrato social, por regiones y por sectores productivos. Esta fragmentación profundiza las asimetrías económicas en el país y debilita cualquier posibilidad de planificación a mediano plazo”, afirmó Cafoncelli durante una entrevista con el periodista Román Lozinski.
En su análisis, el líder gremial destacó el incremento de la inflación, que según estimaciones independientes podría alcanzar el 200 % al cierre del año, así como la incertidumbre derivada de la situación petrolera nacional y la intervención de sectores clave en la región zuliana. “Evidentemente, la confianza del empresariado está mermada. Las inversiones se retraen cuando el contexto no ofrece señales claras ni garantías mínimas”, advirtió.
No obstante, Cafoncelli reconoció que Maracaibo ha mantenido ciertos focos de resiliencia económica. “A pesar de todo, seguimos siendo una burbuja dentro del Zulia. Vemos repuntes en sectores como alimentos, consumo masivo y farmacias. Incluso estamos observando el regreso de cadenas nacionales que habían abandonado el estado, lo cual indica que todavía hay oportunidades, aunque muy puntuales”.
Por su parte, Luis Montero, presidente de la Cámara de Comercio de Caracas, complementó el panorama nacional apuntando a la ralentización generalizada de la actividad económica. “Todas las investigaciones que hemos realizado coinciden en un diagnóstico: hay una desaceleración clara durante el primer semestre del año. Esto, inevitablemente, se traduce en una disminución del consumo”, explicó.
Montero precisó que esta desaceleración, aunque distinta de una contracción formal, se ve agravada por una “dinámica de inflación y de tipo de cambio muy perniciosa para el sector comercio”. De acuerdo con sus cifras, la depreciación del tipo de cambio oficial fue de 25,5 % solo en el último mes, lo que “estrecha las posibilidades operativas de las empresas y limita su capacidad de reacción, especialmente para ajustar sueldos en medio de la supervisión y las restricciones de precios”.
Ambos dirigentes gremiales coincidieron en que el entorno económico actual exige correctivos urgentes por parte de las autoridades. “Estamos ansiosos de que se tomen medidas efectivas que permitan contener esta inercia negativa”, señaló Montero.
La visión compartida por Cafoncelli y Montero revela un cuadro complejo, donde la pérdida del poder adquisitivo, la distorsión cambiaria y la falta de confianza empresarial dibujan un horizonte desafiante para el comercio venezolano, que lucha por mantenerse operativo en medio de severas limitaciones estructurales y coyunturales.
Con información de MUNDO UR
